viernes, 11 de septiembre de 2015

El amor, es la muerte.

Le pediré a mi hija que no se enamore.
Que no entregue su vida a nada ni a nadie.
Que sea egoísta y sólo mire por ella.
Que no de la cara por sus amigos.
Que no malgaste el tiempo en consolarlos ni escuchar sus problemas.
Que jamás esté en las malas.
Que no espere nada de nadie.
Le pediré a mi hija, que no se abandone.
Que anteponga su vida a la de cualquiera.
Que no sienta compasión ni pena.
Le pediré a mi hija, que no use el corazón, por que eso podría matarla.
Que no sienta amor ni esperanza.
Que no tenga hijos. Que verlos crecer, caer, sufrir o enfermar duele.

Pero, eso sería, pedirle que no viva, para que pueda vivir...
Es imposible, ser feliz sin las dos caras de la moneda, el Yin y el Yang.
Una madre, sufre por sus hijos durante el resto de su vida, pero, disfruta viéndolos superarse, avanzar, caer y levantar... Ahí está el equilibrio.

Amar es un sentimiento tan bello, que asusta.
Amar significa dejar de sentir tu cuerpo para que te duela otro ajeno.
Hija, ojalá no sufrieras. Ojalá nunca nadie te dañara.
Ojalá jamás supieras lo que es la tristeza.
Mientras tu mamá esté aquí, cargará con todo lo malo por ti.

Mi último tatuaje trata de eso.
Una soga con forma de corazón y en el centro, una horca. Con un eslogan: "El amor, es la muerte".
Porque el amor es bonito, pero... A veces causa tanto dolor, que ahoga.
No tiene un simbolismo oscuro, sino poético/romántico algo especial.
Ni siquiera me refiero sólo al amor de pareja, sino al familiar, de amistades y cualquier otro tipo.

Algún día, os lo enseñaré. 😘

No olvides enamorarte de la vida.


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