jueves, 19 de marzo de 2015

Tener a tu lado un papi moderno, no tiene precio.


Por la mañana en la revisión a las 12 de la mañana me dijo el médico que yo aún no estaba para ponerme de parto, que aún me quedaba... ¡LOS COJONES!
Un 28 de Diciembre a las 00:00 rompía aguas en casa de mi suegro.
Estábamos en la habitación, viendo una peli (malísima por cierto) después de una de nuestras discusiones por cualquier chuminada. Y de repente : Ploffff!
Sentí como un globo de agua estallaba dentro de mi y me puse de pie.
Gritaba, no sabía que era eso. Si era bueno, si era malo, si tenía que salir corriendo al hospital, si estaba a punto de parir allí mismo... La confusión y el miedo bloquearon mis conocimientos sobre el tema.
Papá moderno corría como loco de un lado a otro pensando que tendría que ejercer de matrón y hace unos días estaba pensándose seriamente si entrar al parto o no.
La mujer de mi suegro, con mucha experiencia en el tema, nos dijo: Tranquilos! que no es nada. iros al hospital que esto ya ha empezado.
Él me miraba con ojos inyectados en sangre, pobre... estaba muerto de miedo.
Yo llevaba una camiseta llena de manchas de lejía y maltrecha y un pantalón de pijama que se me caía por el peso del liquido que había absorbido. Además lucía unas bonitas zapatillas de leopardo rosa. Vamos, hecha un pincel.
Sólo quería cambiarme de ropa. "Si mi madre va al hospital y me ve así me mata" atinaba a pensar.
cuando me agaché para que él me quitara el pantalón, salió mas liquido. Parecía una bolsa llena de agua con un agujero.
- ¡Chiquilla ! que no pasa nada, ¡vayámonos ya que uno limpio se va a volver a mojar!

El pobre, marcó el numero de mi madre como pudo entre temblores y la avisó. - ¡Reyes! Que vamos para el hospital que ha roto aguas-.
Y yo, desde la habitación - ¡Que alguien avise en el grupo de Whatsapp (operación Huevo Kinder) para que todo el mundo lo sepa!-.

Ahora venía el reto: bajar desde un cuarto piso sin ascensor, empapada hasta los huesos, con las zapatillas de leopardo rosa.
Me monté en el coche y salimos corriendo al Hospital de La Mujer.
Entré en silla de ruedas, chorreando el suelo allá por donde pasaba. De hecho, mi madre supo donde estaba, siguiendo el rastro.
El móvil empezó a sonar; Nadie se creía que fuese cierto, era el recién inaugurado día de los inocentes y como somos unos cachondos, pensaron que era una broma... hasta que me oyeron gritar con una de las contracciones.

La operacion Huevo Kinder llegaba a su fin  y había comenzado la Operación Pringels, Cuando haces Pop, Ya no hay Stop.
Mientras esperaba la epidural, rogándola a gritos, mi querido amor soltó: Oiga, doctor, de los nervios me ha dado un latigazo la muela, ¿Me podrían dar algo para el dolor?
Yo lo miré, con cara de asesina y le solté -¿En serio? Estoy aquí con contracciones ¿y tu te quejas de un dolor de muelas?-. La mala leche de la parturienta...
Se le cambió la cara... No se volvió a quejar.
Cuando por fin me pusieron la vía de la epidural, le entran las prisas a la pequeña albondiguilla y corriendo para paritorio ¡Sin la epidural! No daba tiempo decían...
¡Noooooooooo! ¿¿¿Qué hice para merecer esto??? ¿Parto sin anestesia? ¿Qué soy? ¿Una cabra?
Él me miraba como diciendo, mejor no hablo... porque esta loca es capaz de arrancarme la nuez de un bocao.
Lo agarraba de la mano mientras hacia toda la fuerza que podía.
Gracias al cosmos, en unos empujones para mi eternos, llegó al mundo. Nació a las 2:20 de la madrugada, con 3.820gr.
La niña con más peso de ese día y no, no era una broma.
No me dieron ni un punto.
El papá me confesó que sintió miedo, por que me miraba mientras empujaba y pensaba que se me saldrían los ojos, y todo lo que gritaba. -Pero has sido una campeona-.
Permaneció junto a mi cada uno de los días que en ambas ocasiones he estado hospitalizada. Todas las horas y los minutos...

Yo fui una campeona, pero sin su sonrisa, creo que me hubiera vuelto loca desde el principio.
Con su apoyo cuando ocurrió lo de Noa, con su fuerza para seguir adelante y empezar de 0.
Su ayuda para superar la tristeza y que me dieran ganas de ser mamá.
Su positividad para que mi embarazo fuese mas llevadero.
Su esfuerzo para que La albondiguilla no le faltara de nada.
Su voluntad para conseguir todo lo que sueña.
Ser el mejor papá del mundo, eso lo hace de maravilla.
Hoy es tu día, disfrútalo, porque te lo mereces y parece que está hecho para ti.
Que suerte tiene La pequeña Albondiguilla de tener un papá como tú. Tan moderno, tan guapo y con esa sonrisa que me enamoró y a ella también desde que te vio.
Se le nota que tiene predilección por ti. Por que eres quien la abraza más fuerte por la noche, quien se despierta de madrugada a hacerle el bibi y quien le da todos los besos con barba que ella necesita.
Gracias por ayudarme en casa y calmarla cuando yo ya no tengo fuerzas.

Gracias por ser el padre que ella se merece y el marido que yo necesito. Aunque a veces me pongas nerviosa... Te queremos.




3 comentarios:

  1. Que bonita historia!! He recordado al leerte mi noche de rotura de bolsa y despues de 30 horas la llegada de mi pelusa y sin epidural,ahora me rio feliz pero vaya rato ... y tambien yo me quedo con mi papa moderno que me acompaño y me acompaña en todo momento,asi da gusto!!

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  2. Me encantan el nombre de las operaciones jajajaja buenisimos.
    Parece que no, pero son los mejores del mundo (aunque hay de todo eh).
    Espero que disfrutase muchísimo su día!.
    Un saludo

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