lunes, 6 de abril de 2015

Y al tercer día resucitó.

Bueno, a pesar de ser atea, hemos disfrutado de un puente bastante bueno y movido.
 Incluyendo una mini asistencia al paso de una cofradía, porque su Tito, salía de penitente y se merecía recibir ánimos de la familia.
-Al final te saldrá cofrade- exclamaba su madrina al verla mandar besos a una virgen en procesión.

Hemos conocido en persona a una prima de papá, con la que hablaba por Facebook, su marido y a su preciosa Edurne. Personas que a pesar de no haber tratado nunca, es como si las conocieras de toda la vida. El milagro de Facebook.

Para culminar el puente, fuimos con "mi jefe-tío político" a El Bosque Suspendido. Un parque de aventura en los árboles.
Mientras los mayores disfrutaban de las tirolinas y las actividades, la pequeña albondiguilla hacia de las suyas, revolcándose por la tierra, las hojas y demás. Ya no me preocupo por la suciedad, el pelo lleno de arena o las manos negras, porque así es como disfrutan los niños...
Descubrió que son los patos, las gallinas, las cabras y hasta los burros, ya que los urbanitas como nosotros, no solemos tratar mucho con ese tipo de animales.
Imaginaos la cara al oír rebuznar a ese burro por primera vez en su vida.
Montó en un columpio con papá, se mojó en una fuente, experimentó con todo lo que encontró en su camino...
El susto llegó cuando sentada en un merendero con sus primitas, se inclinó hacia delante y acabo dando de bruces en el suelo.
Corrí en su ayuda y al levantarla le vi su boquita llena de sangre, un enorme "verdugón" en el mentón y una rajita en la barbilla.
Me llegó el momento, ese temido momento en el que una caída me duele mas a mi que a ella. 
Ese momento en el que me cambiaría por ella sin pensarlo.
Su primer gran golpetazo.
Ayyyyyyy! No había manera de consolarla y yo ya me veía en el hospital con dos dientes en la mano y puntos en la barbilla.
Lloraba y lloraba cada vez que saboreaba el ferreo gusto de la sangre.
Y llegó la comida de mamá. Y se acabo el sufrimiento.
Que verdad es que las penas con pan, son menos penas y no hay nada que no curen unas patatas fritas...
Se acabó el llanto y recobró la sonrisa. 
Y ¡A jugar!

Ahora necesitamos un post-puente para recuperarnos. 




2 comentarios:

  1. Hay madre esos porrazos... Se nos va el alma con ese golpe como se les van las lágrimas. Suerte que siempre hay algún consuelo que puede más que el dolor... Me alegro que todo quedas en un susto.
    Un saludo!

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  2. Hay madre esos porrazos... Se nos va el alma con ese golpe como se les van las lágrimas. Suerte que siempre hay algún consuelo que puede más que el dolor... Me alegro que todo quedas en un susto.
    Un saludo!

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